
Efeméride del día de hoy: en el año 79, entra en erupción el Vesubio y arrasa Pompeya, Herculano y Estabia. Días antes hubo temblores y columnas de humo, pero pocos imaginaron la catástrofe. El episodio nos llegó gracias a Plinio el Joven, escritor romano que dejó una crónica minuciosa en cartas a Tácito. Su tío, Plinio el Viejo, naturalista y autor de la Historia Natural, era además prefecto de la flota de Miseno: al ver la erupción, navegó hacia las costas para rescatar sobrevivientes. En Stabia, fue alcanzado por gases y ceniza ardiente, cayendo víctima de la tragedia que intentó aliviar. La erupción sepultó ciudades enteras bajo piedra pómez y flujos piroclásticos: miles de vidas quedaron petrificadas en su último gesto. Y, sin embargo, la devastación nos legó un tesoro único: Pompeya y Herculano, redescubiertas siglos después, nos ofrecen una fotografía intacta de la vida romana. El Vesubio nos recuerda que la grandeza de la Antigüedad convive siempre con la fragilidad del hombre frente a la naturaleza.