
Letra:
En el bosque vivía, majestuoso y callado,
mi follaje se erguía hacia el cielo encantado.
A mi sombra danzaban fieras y vientos
y en mi corteza moraban mil y un alientos.
Yo fui de un bosque el pilar sagrado,
monarca inmóvil de un reino encantado.
Soy árbol antiguo, de raíces profundas,
testigo de auroras y lunas fecundas.
Fui torre verde y estatua callada,
talla viviente que el cielo abrazaba.
Cientos de inviernos esperé la primavera
tejiendo ilusiones en mi piel de madera.
Mas llegaron los hombres y su ambición implacable,
desgarrando la calma, desmembrando lo amable.
Mas llegaron los hombres, heraldos del acero,
con máquinas que rugían en avance severo.
Hoy contemplo el hierro y su querella,
que corta al mismo viento en su centella.
La gubia acerba que jamás nos olvida,
raíz tras raíz, en su danza suicida.
Mis hermanos caen en un llanto estridente
y sus hojas susurran un adiós penitente.
¿Dónde las aves, los ciervos, la vida?
¿Dónde los arroyos que al bosque nutrían?
Yo soy el último: guardián de lo perdido,
mi tronco se yergue seco y vencido.
Yo soy el último: raíz y llanto,
mi cuerpo es ahora ataúd de un camposanto.
Testigo inmóvil de tanta desventura,
vi mis ramas secas quebrarse en amargura.
Mi sombra se alargó como un gemido
sobre la tierra seca y sin latido.
Cuando caiga, derrumbado por el viento,
quebrado por el mundo, ciego al firmamento;
mi sombra será grito y profecía
de un venidero mundo de agonía.
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El canal de Septentrión produce canciones de heavy metal en español donde la creatividad humana y la inteligencia artificial (IA) se fusionan en armonía. Aquí, cada nota y cada riff son acompañados por letras cargadas de emoción y significado, cuidadosamente compuestas con esmero y pasión. ¡Ojalá os gusten!