
Despuntó en los "Jueves Flamencos" que organizaba el tocaor Manuel Morao. Pocos flamencos están tan pasados de compás como El Capullo y tienen esa capacidad natural para cuadrar los tercios.
El único cantaor profesional de su familia es él, pero sus dos hermanas y sus tres hermanos bailan. Todos lo han mamado de su madre, Isabel "La Moza".
Miguel es payo y sostiene que, dentro del mundo artístico Jerezano no se pueden establecer diferencias entre gitanos y gachós "Lo importante es criarse en la cuna del arte... yo llevo toda la vida con El Torta, el Mijita o Manuel Moneo. Aquí, puros somos todos". Criado en los populares barrios jerezanos de Santiago y La Asunción, Miguel Flores creció escuchando los cantes festeros de artistas tan importantes como Terremoto o La Paquera de Jerez. Si bien en un principio quiso ser jugador de fútbol, pronto inició su trayectoria artística dentro de los Jueves Flamencos, de Manuel Morao, llegando en 1985 a actuar en los tablaos madrileños de «La Venta el Gato» y «los Canasteros».
Siempre ha sido un defensor del flamenco a la vieja usanza, poco amigo de fusiones e innovaciones.