
Arina lleva años atrapada en la rutina doméstica, ignorada por su esposo Vasily, convencida de que no le queda más remedio que resignarse. Todo cambia tras un accidente automovilístico en el que ambos dañan un coche ajeno. Para saldar la deuda, Arina comienza a trabajar como empleada en la casa de Maxim, un empresario reservado. Pronto, no solo organiza su hogar, sino que también colabora en su empresa, ayudándolo a conseguir un contrato clave. Su cercanía con Maxim despierta los celos de Vasily, cuyas agresiones la empujan a tomar una decisión definitiva: pide el divorcio. Por primera vez, Arina tiene la oportunidad de construir una nueva vida, descubrirse a sí misma… aunque su exmarido no está dispuesto a dejarla ir sin luchar.