
El yo es como un prisma que se descompone en diferentes aspectos dependiendo del entorno, el estado de ánimo y las experiencias previas. Cada aspecto del yo procesa la información de manera distintiva, lo que resulta en diferentes opciones al crear arte. En lugar de tratar de definir un verdadero yo, debemos abrazar el prisma del yo y permitir que la realidad se doble de manera única a través de nosotros. Cualquier marco o etiqueta que nos impongamos a nosotros mismos puede ser tanto una limitación como una apertura.