
La energía en el trabajo es similar al amor, una fuerza de creación que nos impulsa hacia adelante. La emoción es el voltímetro interno que nos ayuda a elegir qué proyecto desarrollar. A medida que experimentamos y elaboramos, se disparan más cargas energéticas al tomar nuevas decisiones. Si la energía se agota, hay que retroceder unos pasos para aprovechar de nuevo la carga o encontrar una nueva semilla que genere entusiasmo. El mejor trabajo es aquel con el que estás emocionado.