
Letra:
Cuando la noche se extienda, helada y fría,
y pienses que jamás llegará otro día;
cuando la vida sea herida mal cerrada
y sientas que la risa está agotada.
Cuando el alba parezca dormida en tu frente
y la pena se asiente, grave y silente;
cuando sientas que el mundo se quiebra en tus pies
y la oscuridad te hable de muerte otra vez.
Mira arriba: la caverna, por más que te oprima,
es tan solo la prueba de que existe una cima.
Que no te venza el frío de la noche honda,
pues toda luz precisa de su propia sombra.
La tristeza no es tumba, aunque yazca en el suelo:
aquí también descansan sueños para alzar su vuelo.
Cuando el espejo te evite la cara
y la alegría se sienta esquiva y avara;
cuando el silencio parezca condena
y en cada latido retumbe la pena.
Cuando el alma se esconda, cansada de andar,
y el futuro parezca negarse a llegar;
cuando solo te quede angustia en la sien
y no veas camino, ni guía, ni bien.
Mira arriba: la caverna, por más que te oprima,
es tan solo la prueba de que existe una cima.
Que no te venza el frío de la noche honda,
pues toda luz precisa de su propia sombra.
La tristeza no es tumba, aunque yazca en el suelo:
aquí también descansan sueños para alzar su vuelo.
Si la palabra «siempre» suena a castigo
y el peor de los monstruos mora contigo;
cuando el dolor se adhiera a tu piel
como viejo recuerdo que no quieres ver.
Cuando el simple hecho de existir es una carga
y el vivir se vuelve sal en esta herida amarga;
si respirar parece un acto de audaz rebeldía,
cuando el mundo te colma de pesar y agonía.
Mira arriba: la caverna, por más que te oprima,
es tan solo la prueba de que existe una cima.
Que no te venza el frío de la tiniebla honda,
pues toda luz precisa de su propia sombra.
La tristeza no es tumba, aunque yazca en el suelo:
aquí también descansan sueños para alzar su vuelo.
Cuando un pájaro negro te anida en el pecho
y el silencio urde un sudario en tu lecho;
cuando eres cárcel y verdugo que agrede
y tu alma se muere y la jaula no cede.
Cuando el tiempo pesa como un dios de piedra
y el dolor lo trepa como oscura hiedra;
cuando tus pasos crujen como hojas muertas
y hasta el aire parece cerrar sus puertas.
Mira arriba: la caverna, por más que te oprima,
es tan solo la prueba de que existe una cima.
Que no te venza el frío de la tiniebla honda,
pues toda luz precisa de su propia sombra.
La tristeza no es tumba, aunque yazca en el suelo:
aquí también descansan sueños para alzar su vuelo.
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El canal de Septentrión produce canciones de heavy metal en español donde la creatividad humana y la inteligencia artificial (IA) se fusionan en armonía. Aquí, cada nota y cada riff son acompañados por letras cargadas de emoción y significado, cuidadosamente compuestas con esmero y pasión. ¡Ojalá os gusten!