
Mientras los campos se pintan de colores y el sol derrite el invierno, Dios nos habla a través de cada detalle:
Las flores efímeras que hoy son belleza y mañana polvo… nos recuerdan que nuestra vida terrenal es breve, pero hay un amor que nunca se marchita.
Las lluvias de abril que lavan la tierra… son símbolo de la gracia que limpia el alma y hace brotar nuevos comienzos.
El domingo de resurrección, en medio de este mes, grita que la muerte no es el final: la tumba vacía es la semilla de una vida que renace para siempre.
¿Qué esperas para dejar atrás lo viejo y abrazar tu primavera espiritual? 🌿
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¡Este mes, deja que abril sea tu recordatorio de que en Cristo, siempre hay un nuevo comienzo! 🌄